El origen del té

El té es la segunda bebida más consumida del mundo después del agua.

Hay varias leyendas sobre su origen que lo sitúan en China, Japón y la India. La leyenda que parece tener más consistencia es la que coloca el origen del té en China. Cuenta la leyenda que allá por el 2737 a.C el emperador Shen-Nung se encontraba bajo un árbol hirviendo agua, cuando unas hojas cayeron a la cazuela desprendiendo un agradable aroma.

El emperador, intrigado, tomó un sorbo de ese fortuito té y lo encontró reconfortante y refrescante. Así que mandó plantar semillas de ese árbol silvestre. Esa es la leyenda, pero de lo que sí hay evidencias, es que en China hacia el s.XXVII a.C ya se consumía té.

Su expansión empieza en el sur de China (589-222 a.C) como planta medicinal. Se cree que fue hacia el 800 d.C cuando llegó a Japón. Allí, en un principio, sólo el emperador consumía té, fue más adelante cuando de convirtió en una bebida nacional. Para llegar a Europa todavía pasarían muchos años. Se cree que el té entró en contacto con los europeos gracias a los portugueses en 1497.

El primer cargamento llegó a Amsterdam hacia 1610 gracias a la Compañia Holandesa de las Indias Orientales, ya que portugueses y holandeses controlaban la ruta marítima Oriente-Occidente, siendo éstos últimos los que se quedaron con el control del monopolio. En un principio el consumo en Europa era mínimo, prácticamente exclusivo entre Países Bajos e Inglaterra; pero con el tiempo el té llegó a todo el mundo tanto para su cultivo como para su consumo.

En España el té llegó en el s.XVIII de la mano de Francia e Inglaterra, pero su arraigo aquí fue menor a causa de que el café y el chocolate estaban muy asentados.

Desde entonces el té ha ido cogiendo protagonismo en nuestras vidas y cada vez son más los "adictos" a sus propiedades y beneficios.

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